ES UN ESPACIO DE COMUNICACION, INTERCAMBIO, PRODUCCION Y ANÁLISIS POLÍTICO EN SU ACEPCIÓN MÁS AMPLIA

ES UN ESPACIO DE COMUNICACION, INTERCAMBIO, PRODUCCION Y ANALISIS POLITICO EN SU ACEPCION MAS AMPLIA.
revistacartaabiertalaplata@hotmail.com
CARTA ABIERTA LA PLATA BERISSO Y ENSENADA se reúne miércoles por medio a las 19:30hs y sábados por medio a las 10:30hs en el Salón de la Presidencia primer piso del Pje. Dardo Rocha, 50 e/6 y 7, La Plata.
cartaabiertalaplata@yahoo.com.ar

jueves, 26 de agosto de 2010

RICARDO FORSTER EN ASAMBLEA LA PLATA

LOS FULGORES PASADOS Y PRESENTES (desgrabación de la intervención de R. Forster en Asamblea de CA La Plata, en diciembre de 2009)




La verdad que es una asamblea muy de CA, muy interesante lo que se va planteando…

Como para poder seguir conversando, discutiendo…

Cámpora estuvo 49 días y todavía vivimos de los recuerdos, no?. Yo recordaba que un viejo militante socialista del año 30’ 40’ un hombre de una entereza formidable, abogado de presos políticos. Me decía: ustedes no se dan cuenta de lo que significó para nosotros el fulgor de octubre. Estaba hablando no de octubre del 45’ sino de octubre de 1917, de la revolución bolchevique.

Para otros compañeros a la distancia, también el fulgor del otro octubre, marcó su vida, es como si hubiese irradiado sobre la travesía de sus vidas, una luz, que en un punto y de alguna manera define toda una forma de ver el pasado, el presente y define incluso el futuro.

Lo cierto es que aquellos fulgores, aquellas intensidades, extraordinarias que veneramos, que recordamos, que están dentro de nuestros propias biografías, que están incluso en lo que más hemos sentido, porque están dentro de nuestros compañeros, de nuestras compañeras, nuestros muertos, nuestras historias. También aquellos fulgores se oscurecieron. Aquellos fulgores sufrieron no solamente la capacidad del enemigo de ejercer la potencia destructiva sobre todas estas fuerzas de la emancipación de la transformación, de la reivindicación social. Sino que incluso en el interior de nuestras propias experiencias, de nuestras propias formas de construir lo político, hubo un proceso de debilitamiento de resquebrajamiento, de enmudecimiento.

No solamente que no pasaron en vano los años 90’ en la Argentina. No sólo porque implicaron una profunda transformación económica estructural, en Argentina, en América latina y en gran medida en el mundo. Sino porque también lograron modificar profundamente lo que podríamos llamar los imaginarios cultural - simbólicos de las sociedades contemporáneas. Es decir, lograron que lenguajes, tradiciones políticas, movimientos de ideas, prácticas que durante gran parte del siglo XX habían estado en el centro de la escena social, política. Soñando la transformación del mundo, atravesando los horizontes, se convirtiesen en literatura que ya casi nadie leía. Que palabras, conceptos que galvanizaron experiencias fundamentales, pasasen a ocupar lugares absolutamente periféricos de nuestras bibliotecas y que despareciesen del debate público y del sentido común.

Lo que a veces no nos damos cuenta es que en estos últimos años - y por eso nombré los 49 días de Cámpora, 49 días que fueron un fulgor, una intensidad que comenzaron con ese 25 de mayo maravilloso que terminó a la noche en Devoto, liberando los presos. Y que siguió hasta que se encontró con su propio drama con su propia tragedia de la historia y con su propia crisis. Pero todavía es como si esos 49 días funcionasen como una renta intelectual política emotiva - y somos demasiado despiadados paradójicamente para estos 6 años.



Es una paradoja extraña de la percepción de la realidad. Parece ser que por supuesto que aquellos que son más grandes que atravesaron las intensidades combativas de los años 60 y 70, ese tiempo difícil de volver a imitar porque no se puede imitar a la historia porque cuando a la historia se la quiere imitar se termina como decía un venerable pensador en la farsa. A la historia hay que reconstruirla y construirla de acuerdo a las experiencias de cada generación y en todo caso cada generación deberá poder apropiarse, redimensionar, resignificar lo que han hecho las otras generaciones. Y por eso es extraordinario que en un espacio como este podamos cruzar experiencias generacionales. Pero tampoco podemos suponer que simplemente el traslado mecánico de una experiencia generacional a otra generación garantiza que esas herencias y esos legados tengan experiencias transformadoras en el presente, porque entre aquello que aconteció y lo que está aconteciendo ahora pasaron muchas cosas.



Los 49 días y digo los 49 días de Cámpora porque representan todo una época, representan también toda una historia que venía de atrás desde el 55 en adelante, los años de la resistencia, el cordobazo. Representa la experiencia del movimiento obrero desde el peronismo, desde el peronismo combativo, desde las izquierdas. Yo a veces tengo esa imagen que parece de otra época, demasiado lejana. De la Córdoba de aquellos tres dirigentes históricos del movimiento obrero cordobés: Agustín Tosco, René Salamanca y Atilio López. Cada uno representando experiencias y biografías políticas completamente distintas. Atilio López que venía de la tradición del peronismo; René Salamanca que venía del partido comunista revolucionario de tradición maoísta y Tosco, que era Tosco… no. En el sentido refinado de la palabra. Bebía de las tradiciones del marxismo, bebía de una tradición anárquico libertaria y era parte de una historia del movimiento obrero, que en gran medida no hemos perdido. Porque yo creo que sigue habiendo dirigentes sustantivos e importantes. Pero que han mutado se han transformado. No sé si es posible imaginar que en el contexto actual esa trilogía extraordinaria que representaba un tiempo muy peculiar de una ciudad como Córdoba, que hoy está en las antípodas de su propia historia. Estas son las paradojas de la época y del tiempo argentino.



Traten de imaginarse, aquellos que son más viejos lo conocieron muy bien los más jóvenes no: la Córdoba de aquellos años. Que era la Córdoba a su vez de la reforma universitaria. Era la Córdoba que hizo añicos el sueño milenario de Onganía. Dos veces lo hizo añicos. Que fue capaz de construir experiencias combativas, libertarias, fusionar experiencias que venían del peronismo con experiencias que venían de la izquierda. Y hoy es una Córdoba mojigata, conservadora, rapiñada en sus tradiciones culturales por lo peor que ha producido el neoliberalismo en la Argentina. Entonces uno dice, a veces en ciertos lugares la historia no solamente que mejoró lo mejor que guardaban sin lo que la historia fue liquidando lo mejor de sus tradiciones. Entonces digo los 49 días de Cámpora fueron mucho más que 49 días porque también de algún modo fueron como un canto de cisne. Yo nunca escuché un canto de cisne, pero dicen que el canto que el cisne ofrece antes de morir es el más maravilloso de todos. De algún modo esos 49 días, insisto, están en lo más profundo de nosotros y es fundamental guardar la fidelidad a lo que significó ese tiempo histórico, porque insisto, no somos nada sin esa biografía y sin todos aquellos que participaron de una historia que aunque haya terminado como concluyó, de todas maneras es una historia extraordinaria.



Porque uno de los desafíos más grandes de todos aquellos que participamos de ideales emancipatorios, igualitaristas, de ideales nacionales, populares, latinoamericanos uno de los puntos centrales es defender de la dominación la memoria de los vencidos. Somos portadores de la memoria de los derrotados de la historia, no de los triunfadores de la historia y esto no lo podemos olvidar. Porque sino caemos en el discurso del capitalismo, el discurso del éxito de la época, el discurso del mercado. Somos herederos de aquellos cuya memoria y cuya historia está amenazada continuamente. Por eso nuestra responsabilidad es una responsabilidad política, social, cultural, decisiva. No es sólo construir museos, no es sólo hacer trabajos eruditos para que no se olviden esas piezas claves de la historia. Sino que construir la memoria es ser capaz de construir esos puentes de ida y vuelta que actualicen en el presente aquellos sueños no realizados. Porque somos herencia de los sueños no realizados.



Este es el punto de la tragedia contemporánea. Cuando los humillados de la historia cuando los derrotados de la historia, es decir, lo que acá llamaban los trabajadores olvidan sus sueños, no lo sueños que están soñando hoy, los sueños que soñaron todas las generaciones anteriores se vuelve difícil volver a soñar. Por lo tanto, digo, pasaron muchas cosas estos últimos años…



Hoy por la mañana me paso algo raro y conmovedor, Me llamó hace un par de días el ministro de agricultura, que yo no sólo no conocía sino que incluso me daba cierta sospecha de provenir de algún sector que a mí nunca me había interesado. Conversé con él, me pareció un tipo simpático, una de sus secretarías me pareció incluso más simpática porque venía de una tradición más jugada políticamente. Pero me invitó a una jornada, que organizó hoy, de la que participaron 1500 personas provenientes tanto de la estructura ministerial de este nuevo ministerio que a su vez es herencia del ministerio de agricultura, como una cantidad grande de funcionarios y trabajadores del INTA, de SENASA, pero muchísimo gente la mayoría de la gente convocada eran pequeñísimos productores de todo el país, de todo el país. De Santiago, Tucumán, Neuquén, Jujuy, Misiones….. los que laburan de verdad en la tierra. Los derrotados de la historia de la distribución de la renta agraria. Y, yo pensaba, no porque estoy yo, digamos como persona individual. Porqué era posible un encuentro como este, cuando es en una Argentina que si miramos atras la vemos, porque todavía nos está como recordando como fue la Argentina. En esa otra Argentina jamás hubiera sido posible. Un encuentro en el que hablaba un secretario de tal oficina del ministerio, que hablaba un economista y que hablaba una persona que no tenía nada que ver ni con el trigo, ni con la verdura, no con la soja a discutir política y a pensar el país. Porque algo está pasando… y que al mismo tiempo hubiese intensidad. Y que hubiese esa sensación de que era posible construir ese espacio de dialogo y de fraternidad con compañeros que venían de todos los puntos del país, gente de una consistencia que estaba en su piel pero que al mismo tiempo guardaban toda la humildad de su propia historia. Y, que sin embargo había y existía y sabía la posibilidad de hablar, de discutir. Que incluso, en las conversaciones posteriores que tuve allí y demás, se pudiese generar una suerte de cierta comunión. Disculpen el uso del vocabulario religioso. Pero, si la política no es capaz de despertar la comunión de las pasiones, se convierte en gerenciamiento empresarial, es el fin de la política. Sino somos capaces de desplegar en el interior de la lengua política de vuelta la pasión, el sueño, el deseo, y, sentir que hay correspondencias, que hay enlaces con los otros; en realidad nos volvemos simplemente tecnócratas de la resolución imposible de los problemas de nuestras sociedades. Y digo esto porque si algo sucedió en estos últimos tiempos e incluso fundamentalmente a partir del conflicto entorno a la resolución 125 es que volvió a emerger con intensidad la posibilidad del debate político de la discusión política y de encuentros extraños, entre gente que antes no hubiera participado de reuniones como esta. Acá si cada uno pudiese contar algo de su propia historia, nos encontraríamos con la narrativa compleja y abigarrada de gran parte de la historia política, social y cultural de la argentina de los últimos 40 años como mínimo. De aquellos que participaron de luchas sindicales, de luchas políticas, de luchas político militares. De aquellos que vienen de las tradiciones de las viejas izquierdas, de los diversos peronismos, que en otro contexto no hubiera tan siquiera logrado producir una escena como esta. Y esto creo que es extraordinariamente importante. Extraordinariamente importante para defenderlo, para enriquecerlo para profundizarlo.



Quiero decir, CA, yo a veces me pregunto que fue CA. Una breve anécdota para que entendamos este fenómeno un tanto extraño. Una mañana de marzo del año pasado (2008), yo hablaba todos los días por teléfono o nos tomábamos un café con Nicolás Casullo, una amistad de muchísimos años entrañable, atravesando la veda y muchas otras cosas. Y un día de esos tantos en los que nos intercambiábamos una llamada, no sé quién, cuál de los dos, dijo: esto se está pudriendo. Llamemos a un par de amigos más, porque cada uno tiene, cuántos amigos tiene cada uno. De esos con los que se siente un grupo, pequeño, memorable para cada uno de nosotros. Nos juntamos para ver qué podíamos hacer. Éramos cinco o seis. Porque cada uno no llama a cinco o seis más y de esa reunión surgió algo extraño, rarísimo en la historia política cultural argentina y no creo que sólo en Argentina. Qué es esto que se desplegó, primero nació allí por estas cosas en Buenos Aires, en un sitio que se convirtió en emblemático y que tiene que ver también con la propia historia de Carta Abierta que es la Biblioteca Nacional, claro, bajo la dirección de un tipo extraordinario como Horacio Gonzalez. Pero, que después encontró en muchísimos lugares del país -La Plata es uno de ellos- su propia lógica, su propia modo de formarse. Donde se fueron juntando compañeros y compañeras que venían de distintos lados, todos con la necesidad de… aquellos que habían permanecido en la actividad sindical, social o política, de leerla o experimentarla o trabajarla desde otro lugar. Muchísimos otros que habían dejado la actividad política. Porque pensaban que la actividad política sólo tenía sentido cuando se podía hacer la revolución.



Porque esto también hay que decirlo. Nosotros somos, yo soy parte de una generación que establecía un vínculo directo entre política y revolución social. Y cuando la política se convierte en el trabajo de escritorio, en la zona gris de lo democrático. Bueno… la mirábamos a la distancia y mucho peor todavía cuando esa política y esa democracia fueron devoradas por la brutalización neoliberal. Que se comió también parte de las tradiciones progresistas, peronistas, populares. Porque tenemos que ser sinceros. El menemismo no es sólo el trabajo de oradación que hizo el enemigo desde afuera. Es parte también, de un proceso de de-construcción interna de las tradiciones populares, que nos cuesta muchísimo trabajo volver a desplegar. ES decir, estamos en un tiempo, en el que estamos de algún modo reescribiendo bajo nuevas condiciones una historia dañada. Entonces, si yo digo esto y si pienso desde este lado (disculpen que sea un poco largo… pero lo estoy diciendo de algún modo, que no lo diría en las asambleas de CA de Buenos Aires porque me parece que hay un clima como más chico para discutirlo de esta manera, no?



Pero… si yo trato de pensar dónde estábamos. Este es un ejercicio que siempre debiéramos hacer. De dónde veníamos. no? No para hacernos los gallitos y decir: hay que hacer, hay que hacer, hay que hacer, hay que hacer; falta esto, falta esto, falta esto. De dónde veníamos? Qué nos atravesó en los 90’? Qué resolución intentó de los 90’ el progresismo? El progresismo que también tenía una fuerte tradición popular y peronista. Digo: Chacho me parece una persona a la que estimo mucho. Pero, lo que se produjo alrededor de ese progresismo fue, nada más ni nada menos, que la reduccion de la política al lenguaje impuesto por los medios de comunicación de masas. Se pensó que la política de lo público, la política de las plazas, la política de las militancias, la política de la calle ya no tenía nada que ver con la historia y que el único lugar de la política era el espectáculo. El único lugar de la política. El set televisivo. Recuerdan ustedes el programa televisivo al que más era invitado Chacho, cuando terminó de conformar la potencia pública de su discurso que lo llevó a donde lo llevó. El programa de Mariano Grondona.



Mariano Grondona en los 90’ para muchos, para muchos, era el representante de alguien que había mutado hacia una visión democrática. Porque durante el menemismo era absolutamente fácil volverse un demócrata, cuando la democracia no era más que la caja que servía para la apropiación brutal de la riqueza por unos pocos.



Y cuando la complicidad de muchísimos que provenían de tradiciones de izquierda, del peronismo y que se definían progresistas. Se definían progresistas frente a todo menos a la discusión de la renta, a la discusión de la injusticia y la cuestión de la desigualdad. Era el progresismo que hoy termina siendo en palabras de Buenos Aires el progresismo de Palermo soho, miren que nombre le han puesto a Palermo… Está lleno de progresistas Palermo soho, lleno, lleno de gente que hoy inunda odio y rabia frente a un gobierno que hoy ha vuelto a colocar, y creo que este es uno de los más extraordinarios logros de este gobierno. Ha vuelto a colocar en el centro de la historia argentina la cuestión, nada más ni nada menos, que del conflicto entorno al litigio de la igualdad. Lo ha hecho con sus palabras, con sus modos. Muchos no nos gustan, nos parecen carentes, nos parecen problemáticos. Pero ha tenido un mérito extraordinario que es salirse de la mesa, de esa mesa a la que iban todos. Las izquierdas, las derechas, los diversos peronismos a comer amablemente y a conversar como si en el país las cosas se resolvieran como las resolviesen los gerentes en el interior de una empresa. Me parece que Néstor Kirchner en ese sentido y ese es uno de sus grandes méritos,en el momento en que por casualidad y tampoco hay que olvidarse eso la Argentina estaba preparada para un balotage entre Menem y López Murphi. Entre Menem y López Murphi.



El mapa de la conciencia revolucionaria de la argentina de aquellos años no daba mucho más allá que para un neo-menemismo de matriz más republicana, al modo de Lopez Murphi, o… de una especie de peronismo consevador neo-menemista, si el eterno segundo al que se le acabó la nafta en el premio de Buenos Aires del 74’ en vez de decir que no hubiera dicho que si. Si Reuteman hubiera dicho que si, no hubiéramos tenido Kirchner el 25 de mayo de 2003- a veces nos olvidamos de la anomalía y de la excepcionalidad argentina. A veces pensamos que las cosas están allí y que van sucediendo como por arte de magia. Nos olvidamos de los sucesos o de lo que podríamos llamar ciertos acontecimientos que produjeron un giro.



Hagamos un esfuerzo que a mí me gusta siempre hacer. Imaginémonos por un solo instante que estamos todos en 19… ahora el enviado este de EEUU dijo que en la argentina de 1996 era una Argentina mucho mejor, con seguridad jurídica y los invasores querían venir a invertir al país.



Imaginemos que estamos en 1996, hagamos un viaje en el tiempo y estamos en 1996. Desafío a cualquiera de ustedes, que no sea deshonesto en la respuesta, que instalado en 1996 proyectase diez años después la escena Latinoamericana. Si hubiera podido imaginar lo que está sucediendo desde hace unos años en America Latina..



Que un hombre proveniente de la lucha sindical, metarlúrgica y fundador de un partido de los trabajadores fuese el presidente de Brasil. Después discutiremos si fue más, menos, si hizo lo que tenía… no importa… Que un hombre descendiente de los pueblos originarios, un pueblo sistemáticamente humillado durante cinco siglos, alcanzase por primera vez no sólo la presidencia de Bolivia sino que la refrende de una manera tal, que incluso las clases medias lo votan a Evo Morales en Bolivia. O, que un hombre proveniente de las tradiciones cristianas en Ecuador, esté llevando un proceso de transformación extraordinariamente importante. O que alguien que venía de una tradición militar, incluso golpista, de esos que no sabíamos muy bien a dónde iban, terminan produciendo un proceso de transformación más que significativo en Venezuela. O que un ex - obispo heredero de la tradición del consenso de Medellín, de la teología de la liberación hoy sea presidente de uno de los pueblos más saqueados en todo sentido de AL. Y que, alguien que guardaba dentro suyo la memoria de los 70’ llegase a ser presidente de la Argentina, no para saquear esa memoria, al modo como muchos lo hicieron en los 90’. Porque no nos olvidemos que muchos que venían de la tradición revolucionaria del peronismo del 70’, en los 90’ se plegaron vergonzosamente al proyecto menemista. Hay varios. El gobernador de Córdoba para no ir demasiado lejos. No?. Bueno… entonces… Mera Figueroa.. muchísimos. Nos sorprenderíamos de los travestismos de los 90’.



Entonces, quién, quién hubiera imaginado en el 96’ en un contexto de un saqueo intelectual decisivo. Porque a veces la memoria es muy corta. La discusión de los 90’ era como podíamos reconstruir más masa crítica política, intelectual, ideológica que pudiese salirle a discutir a lo que parecía la naturalización de la historia por el discurso del neoliberalismo. El discurso de los economistas, la inexorabilidad de lo que se cumplía…



Y de repente America Latina es una anomalía extraordinaria. Es un continente único. Está girando hacia un lugar inédito respecto a lo que pasa en otras partes del mundo.



Nos estamos preocupando… yo creo que hay que preocuparse mucho, siempre hay que preocuparse mucho. Pero, estamos siendo demasiado duros con lo que ha venido sucediendo y con lo que se ha ido creando en el interior de lo que ha venido sucediendo. Hay trama social, hay trama de discusión política. Hay una energía que se está desplegando en el interior de sectores importantes de nuestra sociedad y de nuestro pueblo.



Por supuesto, un pueblo que fue arrasado, deteriorado. Hubo varias heridas en el cuerpo argentino. La herida de la dictadura quizá sea la más fuerte por lo que ha significado de irreparable. Pero, también la herida malvinera por lo significó de autoengaño de una parte importantísima del pueblo argentino, respecto a lo que significaba esa aventura de una dictadura genocida. Después, porque eso también hay que ponerlo en un cierto lugar, lo que significó para muchos la ilusión del primer Alfonsín y la brutal desilusión de Semana Santa y no menor la herida brutal de la hiperinflación que se llevó puesto el tejido social argentino y habilitó al menemismo.



El menemismo es hijo de la disolución de la ilusión democrática de Alfonsín, de los años de la dictadura y de la hiperinflación. Cuanto peor mejor decía Cavallo. Porque leían claramente que en lo más profundo de la sociedad argentina algo se había disuelto. Tramas de solidaridad, de vínculos.



Porque cuando hablamos de la clase trabajadora, hablamos de una historia que también sufrió enormemente Cuando leemos que en los sectores populares el que está más abajo, está siendo pisoteado por el que está un poquito más arriba. No sólo materialmente sino en el discurso, es porque algo ha pasado entre nosotros.



Entonces yo creo que estamos obligados a seguir avanzando. Porque sino se avanza el retroceso es inevitable y junto con el retroceso una derrota que invalida no menos de una década que se abre en la Argentina. Estamos obligados a eso. Pero… yo diría cuidado con subestimar lo que está pasando, cuidado con… hoy, hoy tengo una vena optimista, tengo una vena optimista hoy que me gustaría transmitir (risas y aplausos)



Optimismo, quiero decir optimismo sin ingenuidad. Yo creo que lo que se planteaba del discurso de Cristina es un tema interesante, un tema importante no menor, si quieren que se lo diga rápido y brutal. Al discurso de Cristina le falta poética y le falta interpelación a las vísceras del otro. O sea, le está sobrando conceptualidad, rigurosidad, el orden de las ideas y le está faltando mito, le está faltando mito.



Pero bueno, es así, a veces las cosas se dan así y Cristina ocupa un lugar de otra característica. Es así…es así… Creo finalmente que son también los propios movimientos sociales. Los pueblos los que terminan generando las condiciones para que emerjan las palabras que nos convoquen oportunamente.



Y acá se están creando condiciones dificilísimas. Porque la derecha, un poco lo decía Coco hace un rato. Ya no es sólo una derecha organizada políticamente. La derecha es básicamente una construcción de sentido. Una profunda construcción de sentido, que tiene como núcleo fundamental, algo que no ha pasado en vano en las últimas décadas, que es la transformación de la sociedad contemporánea en una sociedad telemática de la comunicación y de consumo. Y en el interior de esa sociedad el papel de la corporación mediática es ser el núcleo de destilación fundamental de la ideología, la práctica y la cultura del capitalismo neoliberal. Y va comiendo las conciencias, transformando la subjetividad. Por eso la batalla es durísima. Estos amigos que todos tenemos, estos familiares que todos tenemos, que incluso atentan contra su propio bolsillo. Porque acá hay algo raro también, no? En verdad, en verdad uno de los –vamos a ponerlo entre comillas- equívocos o de los errores de cierta lectura que pudo haber hecho el gobierno de cara al conflicto de la 125, es que no comprendió que la macroeconomía ni el crecimiento a lo chino funcionan en vastos sectores de nuestra sociedad y fundamentalmente en las clases medias, que tienen una reproducción naturalizada de la forma de ver el mundo, que gira alrededor del ciudadano consumidor que piensa sólo en si mismo, en su ombligo, que mira el mundo desde una pantalla de televisión.



La política de este tiempo fue atravesada por esto.



Yo recuerdo siempre aquella vieja anécdota, no recuerdo si era Bayer que la contaba, cuando comparaba a ese viejo obrero de principio de siglo, allí por el primer centenario, que un día iba allí caminando por la calle y un policía lo encuentra tirado por el suelo y cuando se acerca a ver qué le pasaba, pensando que era un borracho, se da cuenta que está desmayado de hambre. Y cuando lo llevan a la comisaría para atenderlo y lo revisan se encuentran que tenía 100 pesos en el bolsillo del saco. Entonces le preguntaron por qué no usó los cien pesos para comer algo… y él contestó: porque es de la caja del sindicato. Y después comparaba con algunos dirigentes que todos conocemos…



Buenos, ya no… esa pureza, esa pureza de monje es de otra historia, es de otra historia. En una sociedad como la nuestra la pureza va por otro lado. Y la política es un lugar, es un lugar si ustedes quieren mezclado. Tiene que ver con el lodo. Tiene que ver con cada uno de nosotros. No? Con la debilidad del humano. Pero, al mismo tiempo, la política es el único espacio, pensada como núcleo disparador de sueños de una sociedad a otra, que pueda fecundar en un sentido emancipatorio otra sociedad.



Yo no se si esa otra sociedad, si eso otro que soñamos va a nacer de la experiencia actual, pero si tengo en claro, muy en claro, que estos años han sido los más memorables de los últimos 50 años de la historia argentina. Sin ninguna duda, si es que saco ese momento de fervor extraordinario que siempre nace cuando una dictadura se cae. No me acuerdo quién decía que el tiempo más maravilloso de todos es cuando todavía está la dictadura, pero ya se está cayendo, todavía no ha llegado la gris democracia y todos estamos sintiendo la primavera alrededor nuestro.



Bueno, nosotros ya no estamos en la dictadura ni estamos en la primavera. Pero sin embargo estamos en un momento extraordinariamente significativo. Poderoso, poderoso… que por supuesto no tiene ninguna garantía. Que si algo aprendimos, me parece, si algo aprendimos, es que los únicos que garantizan el movimiento de la historia son los vencedores de siempre. La barbarie está garantizada en la historia. Lo único no garantizado en la historia es la emancipación, es la transformación, por eso nuestra responsabilidad. A la historia no hay que esperarla que transcurra, a la historia hay que seducirla.



Me parece que nosotros estamos en un tiempo de esa naturaleza. Lleno de problemas. Lo que decía el compañero respecto a los movimientos sociales… nosotros hicimos una vez una reunión rarísima en CA, una reunión pequeña, donde vinieron creo que por última vez los cuatro referentes de los movimientos sociales: el amigo D’Elia, vino Tumini, vino Pérsico y Depetri. Creo que fue la última vez que estuvieron juntos. Conversando mas o menos amablemente. Hay algo que se ha roto ahí. Pero, creo que CA tiene algo, tiene una responsabilidad bien interesante, que, olvidémonos de la cuestión del prestigio y esas cosas, el prestigio no es significativo. CA resuena como un ámbito en el que se puede generar espacios de discusión, de interpelación y de convocatorias. Por ejemplo yo recuerdo cuando el año pasado, en un pedido conjunto de los dos Hugos, se sacó una solicitada común entre la CTA, la CGT y CA por la nacionalización de Aerolíneas Argentinas, me parece que este es un punto central.



CA… alguien habló de la CTA, me parece que CA tiene que defender lo mejor de la CTA, de la misma manera que tiene que defender lo imprescindible de la CGT también. No somos de aquellos que imaginan que el lugar del sindicato es el lugar de niñas bonitas que lo único que hacen es renunciar a la tarea de todo sindicato, que es defender los intereses de los trabajadores. Creemos que la CGT tiene una enorme tradición y que algunos de sus dirigentes la expresan. Quizá no del modo como uno se sentiría más a gusto. Digo, Moyano viene de la juventud sindical peronista. Recuerdan lo que pensábamos muchos de nosotros de la juventud sindical peronista en aquellos años? Y sin embargo yo estoy dispuesto, no solamente a sentarme con Moyano, a discutir con Moyano, sino a decir que Moyano hoy es nuestro compañero. Hoy, históricamente, Moyano juega un papel importante, de la misma manera que creo que Hugo Yasky lo juega. Aunque lo juega mucho más importante, y esto también hay que decirlo, Hugo Moyano que Hugo Yasky.



Gran parte de la CTA está hoy jugando una partida de una forma muy jodida y muy peligrosa. Pero, también tenemos que interpelarlos, también tenemos que salir a discutir con ellos. También tenemos que tratar de generar un diálogo y generar un vínculo. También tenemos que dirigirnos de una manera muy fuerte hacia sectores medios.



No es posible ganar en el 2011 sólo, sólo, apelando a la tradición nacional y popular que nos lleve hacia ese 40% de ese mundo popular que debiera estar de este lado. Hay que hacerlo y el gobierno tiene que seguir lanzando medidas y señales como la de la Asignación Universal para que esto se vaya regenerando. Pero, ahí tenemos también una responsabilidad extraordinaria todos nosotros. Ir a discutir a todos lados. Ir a discutir con nuestros vecinos, a las radios, a las televisiones. Con esa oposición de mierda, ir a discutir con esos periodistas de cuarta. Porque les quiero asegurar algo: ¡son de cuarta! No tienen argumentos… pero esto es verdad, es verdad. Experiencia propia, cuando les empezás a discutir no tienen argumentos. Su único argumento es la brutalidad de un sistema horrible y como no lo pueden decir, lo único que dicen es “la soberbia”,”la calidad institucional”, “la falta de garantía jurídica”. Vaya a saber cuántas zanatas de esa naturaleza.



Entonces yo creo que hay muchísima gente en todo CA, muchísima gente, que está allí y que puede actuar. Un compañero de la juventud decía que hay que actuar. Actúen. Quién les impide. Vayan. Ahora va a salir la séptima carta, a él no le gusta demasiado. Para mí es una carta memorable, en el sentido de las tradiciones del ensayo político popular y de las intervenciones que nos juntan con John William Cooke, con Jauretche, con FORJA, con toda una tradición y CA es heredera de esa tradición. Porque sin esa tradición, sin la reconstrucción del lenguaje político cultural de los oprimidos no sirve para nada lo que hacemos. No sirve para nada (aplausos).



Entonces, disculpen el fervor, pero tenemos que ser fervorosos. Defender tanto la militancia activa, la calle, estar en una radio, en un medio de comunicación. Muchísimos de los compañeros de los más queridos son funcionarios en este gobierno y buenísimo que sean funcionarios en este gobierno. Creo que CA como CA no debe ser expresión de un partido político ni de un movimiento social o ser el espacio de los funcionarios del gobierno. Para eso hay corrientes que se han construido, de amigos y de compañeros entrañables como los amigos de la Corriente Nacional y Popular, por ejemplo. Pero, CA es esta diversidad que permite, insisto y con esto termino, que seamos un conglomerado, un conglomerado que juntamos gente que viene de prácticas sindicales, de luchas heroicas, hablaban de los astilleros, gente que viene de la universidad, gente que se dedica, no sé, a leer algún latinista del siglo XIV y lo tenemos dentro de CA. Festejemos eso, festejemos que somos toda esa tradición de cara al bicentenario. Hoy tenemos de cara al bicentenario la batalla por la recuperación de la tradición argentina. Que es una tradición extraordinariamente fecunda. En cada uno de los planos, en la discusión sobre el estado, en la discusión sobre la literatura, en la discusión sobre el mundo de las ideas, en la discusión sobre la política, sobre el mundo sindical. Toda una tradición. Acá hubo una tradición formidable, que ni empezó ni terminó con el peronismo. Que el peronismo la heredó, la transformó y la convirtió en algo también fundamental. Pero detrás nuestro hay toda otra tradición y eso hay que salir a reinventarlo, a reproducirlo a reconstruirlo. Si logramos algo de esto, acompañando a un gobierno, que insisto, ha abierto todas estas posibilidades. Me parece que habremos logrado algo no menor. Y esos 49 días que todavía son un fulgor de nuestra memoria, puede ser mucho más tiempo por delante. APLAUSOS.







No hay comentarios:

Publicar un comentario