La vida de Néstor Kirchner. Su compañera, la Presidenta. El país.
Hoy quiero escribir sobre eso, y rápidamente mi pensamiento y mi cuerpo, en pugna después de lo vivido y sufrido, se van hacia Spinoza (Baruch de Spinoza, 1632-1677), hacia su filosofía de la vida. Y otra vez me atrapa y me lleva. Entregado a todo lo que vendrá me dejo transportar por sus palabras y cada una de ellas me resuena y se me cuela, e inevitablemente mi mirada se dispone fuera de foco y pienso en Néstor Kirchner, su compañera, la Presidenta, mi país.
Pienso, cómo tomar esta muerte. Spinoza me diría: con potencia de vida.
Esa es la impresión que me daban y me dan Néstor Kirchner y Cristina Fernández. La de estar recorridos por la vida misma. Por una potencia que se homologa a la vida, una potencia positiva que rompe con todo lo que nos liga a la muerte.
Spinoza nos enseña que cuando un cuerpo compone con el nuestro, que conviene a nuestra naturaleza, nuestras potencias se suman, diríamos que estamos afectados por pasiones alegres. Pero cuando un cuerpo no compone con el nuestro, nos resta potencia, hasta podríamos decir que nos devora nuestra potencia, estamos atrapados en las pasiones tristes.
Néstor Kirchner. Su compañera, la Presidenta. No solo eran cuerpos que componían entre sí, sino que también componían con algunos de nosotros, con un gran sector de la sociedad.
Se vio en la plaza, esa mezcla improbable de tristeza con alegría, esos cuerpos relacionados en una comunión para la que no hacían falta las palabras.
Se percibe en las calles. Jóvenes pasiones que estamos viendo en todos los ámbitos de la vida política. El arte que se está viendo en las calles, las organizaciones que se nuclean y articulan, los movimientos que hay en los barrios, trabajando, organizándose.
Los hombres y mujeres de la cultura, del arte, de las ciencias, intelectuales generando nuevos lenguajes, revolviendo desde todos los lugares, desde abajo, con gente sencilla, produciendo con creatividad, con la suficiente confianza en la vida.
Los hombres y mujeres con pasiones alegres reproducirán acciones alegres. Quién puede decir que los cuerpos de Néstor y Cristina no nos remitían a la parejita de jóvenes militantes. Pero sin embargo esta imagen no nos habla de la tragedia. Al punto que hoy, a pesar de la muerte, no está la tragedia rondando, como estaba en aquella época en la que todo un pueblo estaba sumergido en las pasiones tristes, tanto que el olor a muerte impregnaba cualquier acto, y cualquier acto nos hacía oler la muerte.
En Spinoza, la vida no es una idea, una cuestión sólo teórica. Es una forma de ser, un mismo y eterno modo en todos sus atributos. El que es, es. Creo que no hay impostura que pueda transformar la pasión por la muerte en pasión por la vida (y tampoco a la inversa). Colocado frente al acto desnudo y crudo de la muerte, el cuerpo no puede hablar más que con la verdad. Y la verdad de esos cuerpos entrelazados, amorosos, políticos (los cuerpos de Néstor y Cristina), es que ni aun en la muerte pudieron generar pasiones tristes.
Y si hablo de los cuerpos, de cómo se componen entre sí, de la manera en que se potencian las pasiones alegres y las pasiones tristes, es porque siempre pensé que la colocación de los cuerpos en el espacio se define políticamente. En esos juegos de poder hay algunos cuerpos que quedan afuera y otros adentro.
Y entonces es posible preguntarse, frente a muertes tan dolorosas e inesperadas: ¿cómo se dieron esos juegos de poder para que quedara afuera el cuerpo de Mariano Ferreyra? ¿Qué pasiones predominaron?
¿Cuáles para que quedara afuera el cuerpo de Néstor Kirchner? ¿Acaso las injurias que han recibido no son propias de aquellos que hacen un culto a la muerte? Porque aquí no fueron las críticas a las que estamos acostumbrados y que son parte del escenario político, no, hubo otra cosa, pasiones tristes, desprecio, burla, violencia. Una fuerza que viene desde lo más oscuro de nuestra historia para pedirnos que sigamos allí, dominados, sufrientes. Spinoza decía que el tirano necesita almas rotas (tanto como las almas rotas al tirano).
Hay seguramente otras preguntas para hacer, dentro y fuera de esta metodología de pensamiento, pero lo que me interesa ahora es darle visibilidad a un tipo de análisis que toma en cuenta la ubicación de los cuerpos en el espacio.
Entonces hoy, más que nunca (porque en la historia no se presentan tan seguidamente las oportunidades), deberíamos estar alertas para impedir que los enemigos de siempre nos dejen afuera de nuevo.
¿De qué manera estar alertas? ¿Cómo se está alerta?
Alerta de los catatónicos de siempre, indolentes (como ausencia de la pasión), con su mirada sin vivacidad y su rostro terroso.
Alerta de las pasiones tristes porque las necesita el poder para alentar el odio a la vida, a la libertad. Alertas para evitar que esos juegos de poder puedan dejar a nuestra Presidenta sola. Denunciar todo lo que nos separa de la vida, volver a Spinoza y, de la mano de algún filósofo o pensador que nos facilite el camino, ir al encuentro de Levinas.
La vida de su compañera, la Presidenta, mi país.
Si la compañera de Néstor Kirchner deja ver su tristeza, la Presidenta -aun atravesada por la muerte- sigue mostrando su potencia de vida. Su pasión alegre, su pasión por la democracia. La Presidenta se aleja de la muerte totalmente, y pide a los demás que nos alejemos. Qué otra cosa es, por ejemplo, la negativa a reprimir en las protestas sociales?
Spinoza medía el grado de democracia por el grado de tolerancia de una sociedad. Ser tolerante (aceptar la diversidad como parte de la vida) es una pasión alegre. Porque a pesar de que él fue totalmente humillado, expulsado de su religión, maldecido de la peor manera, siguió eligiendo la potencia de vida para enfrentar a la muerte. Por eso fue digno y honesto intelectualmente, y es por eso que Néstor Kirchner y Cristina Fernandez fueron injuriados y odiados, por ser dignos.
La Presidenta se construyó y eligió estar del lado de las pasiones alegres, conoce muy bien las pasiones tristes, y conoce muy bien a los que ejercen esas pasiones.
El amor que tanto transmitían los cuerpos de Néstor y Cristina y nos llegó a nosotros, y nos regocijó el espíritu, lo debemos llevar con nosotros, anteponerlo a las pasiones tristes, componer con cuerpos alegres, aumentar nuestra potencia de acción y acompañar a la Presidenta que sigue intacta en su pasión por la vida, con la suficiente confianza en la vida.
Mi país. Enarbolar las pasiones alegres y llevarlas a la victoria.
La Plata, 15 de noviembre de 2010
Walterio Cingolani
Psicólogo social
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